Reequilibrio entre lo público y lo privado
Enrique Marshall Director Magíster en Banca y Mercados Financieros PUCV, Exvicepresidente del Banco Central
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Enrique Marshall
El estallido social nos tiene todavía bastante perplejos. Los análisis proliferan, pero tomará tiempo aquilatar sus verdaderas causas y, sobre todo, sus efectos de largo plazo.
Algunos han planteado que uno de los principales desafíos que surgen es reequilibrar la relación entre lo público y lo privado. Coincido en la necesidad de efectuar cambios, pero no me parece correcto sugerir o insinuar que esa relación haya permanecido inmutable por largo tiempo ni tampoco que esté esculpida en piedra. Por el contrario, la experiencia muestra que la relación entre estas dos esferas de la vida nacional han sido objeto de continuas revisiones y ajustes, en algunos casos bastante significativos. Ello ha respondido a nuevas circunstancias y se ha ejecutado con prudencia y sano pragmatismo. Menciono aquí tres ejemplos para avalarlo.
Primero, el gasto del Gobierno se elevó del 17% del PIB en 1990 al 24% en 2019. Puede parecer un avance modesto, pero cada punto porcentual tiene enormes implicancias y significados. Detrás está la incorporación de nuevos programas sociales, como por ejemplo, el pilar solidario del sistema de pensiones y la gratuidad universitaria. Y está también el consiguiente ajuste de la carga tributaria. En la definición del perímetro de lo público y lo privado hay pocos instrumentos más eficientes que el presupuesto nacional.
Segundo, la visión sobre las empresas públicas ha experimentado cambios apreciables. A fines de los ochenta, muchos las percibían como un verdadero estorbo y sugerían privatizarlas. Treinta años después, la visión de consenso es otra. Por cierto, hay casos y casos entre ellas. Banco Estado, por ejemplo, ha asumido exitosamente nuevas tareas en el ámbito de la inclusión financiera y con ello ha consolidado un modelo de cooperación público-privada con pocos precedentes en el pasado. Y nótese que lo ha hecho sin modificar su ley orgánica.
Tercero, la producción minera ha experimentado también un cambio relevante en el curso de las últimas tres décadas. Pasó de tener un origen mayoritariamente estatal a otro mayoritariamente privado. Codelco se mantuvo en un 100% en manos del Estado, pero dejó espacio para que los privados efectuaran nuevas inversiones y expandieran la producción, considerando las restricciones de la caja fiscal para financiar ese desarrollo. Adviértase que este ajuste operó en un sentido contrario al observado en los dos casos anteriores, por razones bien fundadas.
El rebalanceo de lo público y lo privado puede requerir, en esta oportunidad, la revisión de ciertos aspectos de nuestro orden institucional. Sin embargo, el partido se va a jugar principalmente en el campo de las políticas públicas y en el de la gestión administrativa del Gobierno. Es allí donde los cambios pueden adquirir un sentido concreto y ser escrutados en función de sus beneficios y costos.